nº 26

Alli estaban esos dos cuerpos nuevamente encontrados, se notaban con verguenza, con un silcencio que no necesitaba palabras, todo era perfecto.
Sedientos de tacto, cruzaban miradas de reojo, se sonreian de forma pícara, como si escondieran dentro de ellos algo más, algo que sus ojos compartian y quedaba allí, solo allí.
Ahi estaban parados los dos en esa esquina, era una tarde lluviosa, ella con las manos en los bolsillos, él con mucho frío.
Quien pudiera imaginarse que ellos habian sido los protagonistas de una bella historia donde se ama con locura, donde se prometen estar juntos por siempre.
Se los veia cohibidos como dos tontos, de vez en cuando se oian dos o tres palabras, tal vez eran nervios, tal vez inseguridad. Nose, se los veia comodos, satisfechos, parecia como si no faltara nada más.

Ella dio uno o dos pasos y se acercó a él.. apoyó su mano sobre la mejilla, chocaron frente con frente y cerraron los ojos.
Ahi quedaron, el tiempo se conjeló, quietos como si todo lo demás no importase. Ella tenia que irse, ya era hora, pero nada era más urgente que estar ahi respirando el mismo aire, rozandose los labios como hace mucho.
Se acercaron más, se besaron. Él se notaba inseguro.. ella lo extrañaba.
Fue la eternidad en pocos segundos, fue tan solo un roze, hasta que él la abrazo. Y alli todo eso, ya no tenia final, nuevamente eran uno los dos.
Ella no pudo evitar recordar las mil y una veces que se abrazaron, cada momento, cada lugar, cada sentimiento. Se abrazaron fuerte, como si quisieran que eso no terminase, como si se necesitaran, como si fuera el motor de sus dias, el recuerdo, el volver a renacer aquellos sentimientos tan fuertes.
Ella lo abrazaba desde la nuca acariciandole el pelo, él tiró el cigarro al piso para poder abrazarla con más fuerza desde la cintura, estaban pegados, cuerpo con cuerpo, mejilla con mejilla. Ella tenia los ojos fuertemente cerrados.
Que extraño era verlos ahi nuevamente juntos, unidos, era como si nunca hubiera pasado nada, era como si el tiempo hubiera retrocedido y solo se vivía aquel amor puro que antes los caracterizaba. Ella no pudo evitar esas lagrimas que corrian por sus mejillas.
Volvieron a acercar sus labios, era tan transparente eso que transmitían, sus ojos no paraban de observar los labios del otro, se notaba sed, sed de los dos.